Vicente Romero: “Indignaos es un verbo muy bien escogido”
Publicado: julio 22, 2013 Archivado en: tertulias | Tags: Indignados 1 comentario
- ¿Cuántas crónicas de política internacional se centran en las decisiones que toman las grandes multinacionales? ¿Dónde están los nombres de las personas que dan realmente las órdenes?
- Si has ejercido el periodismo de corazón, forma parte de tu personaje; jubilarte no te hace ex periodista
- Siento que me han quitado una parte fundamental de mi vida que está archivada en el segundo sótano de TVE
Es uno de los periodistas españoles que ha conocido más desastres naturales y humanos. Su historial está lleno de guerras, empezando por la de Vietnam. Y parece especializado en pobreza, hambrunas y enfermedad (“El cólera huele a vinagre”). Pero si La Tertulia Infinita 7 pudiera resumirse en una imagen sería la de un tomate explotando contra una pared blanca. Posiblemente, la de un banco. Vicente Romero está indignado y perplejo con el retroceso económico, social y laboral que presencia. Muchas de las personas que asisten a la tertulia también. Por eso la conversación apenas se aleja de España.
“Se entendería que la juventud tuviera una reacción violenta. Porque ¿qué es la violencia? ¿No es echar a una familia de un piso por no poder pagar? ¿No es extraño que alguien a quien echan de su casa se suicide? ¿No sería más lógico que dirigiera su violencia contra los demás en lugar de contra sí mismo? Ojo, no estoy diciendo que deban hacerlo [insiste en este punto], digo que no sería tan sorprendente que lo hicieran”. Además, prosigue el periodista, “cuando son más necesarios que nunca, los recursos sociales se recortan: educación, sanidad, subvenciones a ONG… Mientras, la crisis no afecta a una determinada clase que se sigue enriqueciendo. ¿Qué faltaría para estallar?” Romero entrevistó a Stephane Hessel antes de que su manifiesto («Indignaos«) quedara asociado a la explosión ciudadana del 15M: “Me parece que Indignaos es un verbo muy bien escogido”.
La tertulia se celebra a la misma hora en que se desarrollan “barbacoas destituyentes” en torno a las sedes del PP. Romero dice que la culpa de lo que pasa no la tiene un solo partido. Un helicóptero de vigilancia sobrevuela el patio urbano en el que nos encontramos (Esta es una plaza). Hay familias que pasean a bebés en sus carritos. Llega música desde el auditorio cercano. «Los brotes son mucho más fuertes de lo que creemos. Pienso en este proyecto, la plaza. Yo no subestimaría estas iniciativas vecinales como motores de cambio», dice Xose Ramil. Y a Vicente Romero le parece que puede ser, que en España hicieron mucho bien hace décadas las asociaciones vecinales, aunque algunas asambleas nacen lastradas por modelos de decisión en los que no se actúa hasta que hay unanimidad. “Hay que tener imaginación para lograr el cambio, no intentar acabar con el sistema siguiendo las instrucciones del sistema”.
Alguien hace notar que la marca de la botella de agua que bebe el reportero es poco antisistema. Aclaro que la he comprado yo, pero el asunto desencadena un ping pong a varios frentes y con centro en el periodista sobre agua, alimentos, marcas, grandes corporaciones y derechos humanos. Hay quien quiere que bebamos sólo agua del botijo.
Para Romero, el periodismo internacional actual no habla lo suficiente de estos temas. “Las semillas transgénicas son las que están causando el hambre en Haití. La OMS tiene un consejo lleno de personas procedentes de los grandes laboratorios farmacéuticos. El coltán, mineral que se encuentra detrás de muchos episodios de violencia en África, permite funcionar a nuestro móvil. ¿Pero cuántas crónicas de política internacional se centran en las decisiones que toman las grandes multinacionales? ¿Dónde están los nombres de las personas que dan realmente las órdenes? 500 corporaciones controlan el 65% de la economía mundial. Configuran una oligarquía financiera en la que todos los nombres se emparentan, como lo hacía la nobleza antigua. Ya hace años eran los DuPont, Nemours (fabricantes del napalm), Cabbot, Lodge, Morgan… El periodismo internacional no habla de esto. El económico tampoco. Mantienen la ficción de que son otros los que deciden –ministros, responsables del FMI- mientras los verdaderos responsables se están beneficiando de un gran anonimato”.
Ese funcionamiento endogámico, dice Romero, también es visible cuando se analiza a las empresas que controlan los medios de comunicación. Y el periodismo está perdiendo su esencia: «La mayoría de los enviados especiales van a la Plaza Tahrir y no salen. No pueden. No les da tiempo. No les dejan. Desde aquí se les dice qué deben decir y se ponen las imágenes de las grandes agencias. Se ha desnaturalizado la labor del corresponsal”.
El reportero tiene algo de líder africano que narra historias ante un fogón. Combina sus conocimientos enciclopédicos con anécdotas ligeras, dosifica los misterios y las revelaciones.
“Conforme voy cumpliendo años, me vuelvo más radical”, concede. Le preguntan por sus traumas al volver de escenarios tan difíciles como los que ha visitado. “Ya te contesto yo”, dice entre risas su hijo Miguel Romero, que se ha acercado a la tertulia: «Se ha vuelto muy intolerante con la gente que considera que está perjudicando al mundo».
Le hacemos un test. Debe contestar rápidamente a una lista de palabras:
Ruanda: “Un crimen orquestado desde Europa”.
Obama: “Una estafa. O una impotencia”.
Snowden: “¿Qué ha conseguido? Que se legalice todo un conjunto de métodos que eran ilegales. Para eso ha servido su denuncia”.
Romero hijo le mortifica con el último término, como para que ninguna pena quede dentro: “TVE”. Y Romero padre responde: “Una lástima».
La televisión pública decidió jubilarle en diciembre de 2012, al cumplir 65 años. También canceló el programa Buscamundos, en el que trabajaba con su hijo. Dice Romero: «Siento que me han quitado una parte fundamental de mi vida que está archivada en el segundo sótano de TVE. No puedo tirar de esas imágenes para hacer un documental, para preguntar a gente a la que entrevisté hace décadas cuando eran niños”. Y afirma: “Si has ejercido el periodismo de corazón, forma parte de tu personaje; jubilarte no te hace ex periodista”.
Cae la tarde sobre el suelo de arena. Aquí y ahora. 6 millones de parados y el mayor desempleo juvenil de todo el continente. Un periodismo internacional que va a un país sin poder salir de una de sus plazas, que aparca a sus maestros y que apenas puede permitirse las grandes investigaciones. Y siguen el hambre y las guerras en el mundo. No podemos perder tiempo con Vietnam.
– Más momentos de la tertulia: periodismo internacional y autocensura
– Galería fotográfica de La Tertulia Infinita 7
[La Tertulia Infinita 7 se celebró en «Esta es una plaza» (Madrid) el jueves 18 de julio de 2013].
[…] Vicente Romero en La Tertulia Infinita 7 que en el periodismo internacional uno termina autocensurándose bastante y que es necesario […]